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Viudez

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Ana María Luisa de Médici, viuda (1717, Jan Frans van Douven).
Valentina de Milán guardando luto por su marido el Duque de Orleáns (Fleury François Richard).

Viudez es el estado de haber perdido al cónyuge por fallecimiento; si es un varón se le llama viudo, y si es mujer, viuda.[1]​ A su vez, a la persona que está en este estado se le denomina "cónyuge superviviente" o "cónyuge supérstite". Actualmente, este término se utiliza también de manera coloquial, y a veces incluso legal, para denominar a la persona superviviente de una pareja, aunque nunca hayan contraído matrimonio, puesto que enfrentan los mismos problemas que los viudos legales; es por ello que, incluso, en ciertos países como Brasil, tienen los mismos derechos que los casados. Este uso del término ocurre a raíz del declive del matrimonio en Occidente y de la ampliación del concepto de familia.

Descripción

La viudez siempre ha sido una importante problemática social, particularmente en el pasado. En las familias en que el marido era el único proveedor, la viudez podía hundir a los parientes en la pobreza, por esto muchas obras benéficas tenían como objetivo el ayudar a viudas y huérfanos. La situación empeoraba con la larga vida de las mujeres, ya que los varones generalmente contraían matrimonio con féminas más jóvenes que ellos.

Sin embargo, en algunas sociedades patriarcales, las viudas se hallaban entre las mujeres más independientes. Una viuda a veces continuaba los negocios de su marido y consecuentemente se le concedían ciertos derechos, tales como la admisión a cooperativas.

Adicionalmente existían implicaciones de libertad sexual; a pesar de que algunos testamentos incluían cláusulas de castidad (que requerían que las viudas quedasen célibes para poder recibir la herencia), en sociedades donde se vedaba el divorcio, la viudez le permitía a las mujeres volverse a casar. La "Esposa de Bath", en los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer, se refiere a que quedó viuda cinco veces, permitiéndose grandiosas experiencias sexuales. Enviudar puede tener un impacto emocional negativo (e.g. ansiedad, depresión), como también puede ayudar a experimentar crecimiento personal.[2]

En otras culturas, las viudas eran tratadas de diferente manera. Por ejemplo, en la India se hacía una elaborada ceremonia durante el funeral del marido de la viuda, que incluía el romper los brazaletes, remoción de las decoraciones hechas con bindi, así como también cualquier atavío colorido, haciendo que la mujer vistiera de blanco.

Historia

El estado de viudez ha merecido el máximo respeto en todos los tiempos, tanto es así que Marcial, en sus epigramas, llegó a decir que la mujer que casa muchas veces comete adulterio. Los Padres de la Iglesia, sin condenar las segundas nupcias, aconsejaban abstenerse de ellas.

Entre los hebreos, la viuda que no había tenido hijos de su esposo debía casarse con el hermano de su marido (levirato). Tenía por objeto esta ley:

  1. Conservar los bienes en la misma familia.
  2. Perpetuar el nombre del primer marido.

No se contraía la ley a que la viuda se casara con su cuñado sino que, a falta de este, entraban los parientes más cercanos con tal de que fuesen de la misma línea. Este matrimonio se hacía sin solemnidad y solo en virtud de la ley. Sin embargo, la costumbre era que se verificase la unión en presencia de al menos dos testigos y que el esposo diese una moneda a la esposa. Después se añadió la bendición nupcial y un escrito para asegurar la dote de la mujer.

Parece que los judíos después de la cautividad de Babilonia o, según otros, después de la destrucción del segundo templo, no practicaron más esta ley.[3]

Posición económica

Estatua de una madre en el Santuario de Yasukuni, dedicada a las viudas de guerra que criaron solas a sus hijos.
Viudas de Uganda que se apoyan mutuamente trabajando en artesanías para venderlas y obtener ingresos

En las sociedades donde el marido es el único proveedor, su muerte puede dejar a su familia en la indigencia. La tendencia a que las mujeres vivan más que los hombres puede agravar esta situación.

La Biblia recoge varios mandamientos sobre el cuidado de la viuda, la prohibición de hacerle daño y el deber de alegrarla durante las fiestas, por ejemplo: "Alegraos en vuestra fiesta: vosotros, vuestros hijos e hijas, vuestros siervos y siervas, y los levitas, los extranjeros, los huérfanos y las viudas que viven en vuestras ciudades" (Biblia hebrea, Libro del Deuteronomio 16:14)[4]

En la Gran Bretaña del siglo XIX, las viudas tenían más oportunidades de movilidad social que en muchas otras sociedades. Junto con la capacidad de ascender socioeconómicamente, las viudas -que eran "presumiblemente célibes"- tenían mucha más capacidad (y probabilidad) de desafiar el comportamiento sexual convencional que las mujeres casadas de su sociedad.[5]

Puede ser necesario que una mujer cumpla con las costumbres sociales de su zona porque su estatura fiscal depende de ello, pero esta costumbre también suele ser objeto de abuso por parte de otros como forma de mantener el dinero dentro de la familia del cónyuge fallecido.[6]​ También es poco común que las viudas desafíen el trato que reciben porque a menudo "desconocen sus derechos bajo la ley moderna... debido a su bajo estatus, y a la falta de educación o representación legal".[7]​ La desigualdad de prestaciones y de trato[aclaración necesaria] que suelen recibir las viudas en comparación con las que reciben los viudos a nivel mundial[ejemplo necesario] ha suscitado el interés de los activistas de los derechos humanos por esta cuestión.[7]​ Durante la pandemia del VIH, que afectó especialmente a las comunidades homosexuales, los acompañantes de los hombres fallecidos tenían pocos recursos en los tribunales de bienes contra la familia del difunto. Al no poder casarse legalmente, el término viudo no se consideraba socialmente aceptable. Esta situación solía conllevar un estigma añadido para el hombre superviviente.

En 2004, las mujeres de Estados Unidos que enviudaron más jóvenes corren un mayor riesgo de sufrir dificultades económicas. Las mujeres casadas que forman parte de un hogar económicamente inestable tienen más probabilidades de enviudar "debido a la fuerte relación entre la mortalidad [del cabeza de familia masculino] y la riqueza [del hogar]"[6]​ En las zonas subdesarrolladas y en desarrollo del mundo, las condiciones de las viudas siguen siendo mucho más graves. La Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (ratificada por 135 países), aunque es lenta, está trabajando en propuestas que harán ilegales ciertos tipos de discriminación y trato a las viudas (como la violencia y la retención de los derechos de propiedad) en los países que se han adherido a la CEDAW[8]

En Estados Unidos, la Seguridad Social ofrece una prestación de supervivencia a las personas que reúnan los requisitos necesarios una vez por pérdida hasta que cumplan los 50 años, tras lo cual se puede tener en cuenta un segundo matrimonio a la hora de solicitar las prestaciones. El máximo sigue siendo el mismo, pero en este caso el superviviente tiene opciones entre acceder a sus prestaciones ganadas o a las de uno de sus cónyuges fallecidos que reúnan los requisitos necesarios en intervalos elegidos para maximizar el aumento de las prestaciones por retrasar una solicitud (es decir, a los 63 años reclamar la prestación reducida del marido uno, luego la cantidad completa del marido dos a los 67 y su propia prestación mejorada a los 68).

Véase también

Referencias

  1. Cecilia Bembibre. (2011). «Definición de Viudez». Consultado el 8 de noviembre de 2022. 
  2. López, J.; Camilli, C.; Noriega, C. (1 de octubre de 2015). «Posttraumatic Growth in Widowed and Non-widowed Older Adults: Religiosity and Sense of Coherence». Journal of Religion and Health (en inglés) 54 (5): 1612-1628. ISSN 0022-4197. doi:10.1007/s10943-014-9876-5. Consultado el 15 de diciembre de 2017. 
  3. Diccionario enciclopédico popular ilustrado Salvat (1906 a 1914)
  4. Rabino Eliezer Melamed, To Enjoy and Bring Joy to Others en Peninei Halakha - Laws of the Festivals (en inglés)
  5. Behrendt, Stephen C. "Women without Men: Barbara Hofland and the Economics of Widowhood." Eighteenth Century Fiction 17.3 (2005): 481-508. Academic Search Complete. EBSCO. Web. 14 Sept. 2010 (en inglés).
  6. a b "Imagine...." Widows' Rights International. Web. 14 Sep 2010. <http://www.widowsrights.org/index.htm>.
  7. a b Owen, Margaret. A World of Widows. Illustrated. Atlantic Highlands, NJ: Zed Books, 1996. 181-183. eBook.(en inglés)
  8. «The Economic Consequences of a Husband's Death: Evidence from the HRS and AHEAD» (en inglés). US Social Security Administration. 

Bibliografía adicional

En francés

Enlaces externos