En la primera fase, se disputaron partidos de ida y vuelta, emparejados, en su mayoría, según los enfrentamientos clásicos del fútbol argentino. A partir de allí, se jugaron dos rondas (de ganadores y perdedores) bajo el sistema de doble eliminación.
El ganador de la ronda de ganadores contaba con el beneficio de ventaja deportiva en la final: definía en condición de local y le alcanzaba con un empate para consagrarse campeón frente al ganador de la ronda de perdedores. En contraposición, este último debía vencer en dos oportunidades.[5]