Perieco
Los periecos (en griego, Περίοικοι, cuyo significado es «habitantes de la periferia») eran, en la Antigua Grecia, uno de los grupos sociales del territorio controlado por Esparta.[1]
Los territorios que habitaban habían sido conquistados por los espartanos, pero sus habitantes no habían sido reducidos a la condición de ilotas. Eran personas libres que, pese a estar sometidos a la autoridad espartana, gozaban de ciertos derechos y tenían una importancia destacada al formar parte del ejército y realizar actividades comerciales.[2]
Su procedencia era diversa, puesto que además de laconios había entre ellos gente procedente de Mesenia y de Arcadia.[2]
Condiciones de vida
Vivían y cultivaban sus tierras en asentamientos alejados del núcleo central espartano, donde se situaban los klêros (parcelas propiedad de ciudadanos), cultivados por los ilotas. De ahí deriva el nombre, puesto que periecos significa que viven alrededor de (proviene de περί: en torno a, y οἴκος -pronunciado «ecos»-: casa); es decir, alrededor de Esparta. En efecto, moraban en asentamientos de organización autónoma situados en la costa y en torno al río Eurotas.[1]
La tierra donde habitaban era enajenable: susceptible de compra y venta, pues no pertenecía al estado. Según fuera la ubicación de los asentamientos variaban sus actividades. Las principales eran la artesanía y el comercio, luego la agricultura y la ganadería. Inclusive podían participar en los Juegos Olímpicos y poseer esclavos.
Los núcleos de población de los periecos llegaron a desarrollar cierta autonomía. Estaban sujetos al control de magistrados espartanos, los harmostas. Había veinte harmostas, uno por cada división del territorio perieco.
Obligaciones
A los individuos de esta clase social, el Estado les imponía varias obligaciones, fundamentalmente en el servicio militar: debían proporcionar contingentes de hoplitas, que combatían junto a los espartanos, aunque en unidades separadas. También integraban la tripulación de la escasa marina espartana y el personal de manufactura de algunos artículos. Asimismo estaban sujetos a pago de tributos (los mismos que aportaban los ciudadanos espartanos).
No podían casarse con espartanas. No se encuentra registrada alguna rebelión o sublevación protagonizada por periecos. Por ello se infiere que su posición en el Estado espartano era llevadera. Incluso podían desempeñar cargos de importancia y responsabilidad, como el perieco Diníadas, que aparece al mando de una embarcación de la flota peloponesia en la Guerra del Peloponeso.[3]
Referencias
- ↑ a b María José Hidalgo de la Vega, Juan José Sayás Abengochea y José Manuel Roldán Hervás, Historia de la Grecia antigua, p.135, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1998. ISBN 84-7481-889-3.
- ↑ a b Gonzalo Bravo, Historia del mundo antiguo, p.229, Madrid: Alianza (2008), ISBN 978-84-206-8272-6.
- ↑ Tucídides VIII,22.