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Batalla de Palermo (1676)

Batalla de Palermo
Parte de guerra franco-neerlandesa
Fecha 2 de junio de 1676
Lugar Palermo
Coordenadas 38°07′30″N 13°23′06″E / 38.125, 13.385

La batalla de Palermo fue la novena batalla naval de la guerra franco-neerlandesa y la quinta librada en el Mediterráneo durante este conflicto.[nota 1]​ Tuvo lugar el 2 de junio de 1676 en el puerto de Palermo, en las costas de Sicilia En ella se enfrentó una flota francesa, mandada por el duque de Vivonne, a otra combinada hispano-holandesa, debilitada por las derrotas de Stromboli y de Agosta y por la muerte de su principal jefe, Michiel de Ruyter Concluyó con una nueva victoria de la flota francesa, que a partir entonces dominó el mar Mediterráneo occidental hasta la guerra de sucesión española.

La situación militar en el Mediterráneo en 1676

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En el mes de junio de 1676, la guerra franco-neerlandesa estaba en su cuarto año. España, que se había coligado con Holanda contra Francia en 1673, había recibido en 1675 el refuerzo de una escuadra holandesa que acudió al Mediterráneo. Los franceses, por su parte, habían conseguido desembarcar en Mesina, amotinada contra Madrid. Los combates de Mesina (2 de enero de 1675), Stromboli (11 de febrero de 1675), Alicudi (8 de enero de 1676) y Agosta (22 de abril) habían terminado con victorias de la flota francesa. Durante el último de ellos, la escuadra holandesa, mal sostenida por las fuerzas españolas, había sido gravemente dañada y había perdido a su almirante, el prestigioso Michiel de Ruyter. En consecuencia, la flota hispano-holandesa que buscó refugio en Palermo a principios del verano de 1676 para reparar sus averías se hallaba muy debilitada.[1]

Pese a esto, la victoria francesa requería la eliminación de la flota enemiga, no únicamente su debilitamiento. Por ello, los franceses decidieron atacarla; el 26 de mayo de 1676, se presentaron ante Mesina. La flota estaba a las órdenes del mariscal de Vivonne (cuerpo de batalla), secundado por el teniente general Duquesne (vanguardia) y por el jefe de escuadra Jean Gabaret (retaguardia).[2]​ En Palermo, el mando holandés había pasado al almirante Jean Van Haën, sucesor de Ruyter, y el español, a Diego de Ibarra, que sustituía al vicealmirante La Cerda, que no se había distinguido en el choque anterior.[2]

El incendio de Palermo

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La batalla naval de Palermo, en un cuadro de Pierre Puget, pintado un año después del combate.

La flota francesa arribó a Palermo el 31 de mayo. Estaba compuesta de veintinueve buques, nueve brulotes y veinticinco galeras. En el puerto, los hispano-holandeses no habían completado aún la reparación de sus navíos y Jean Van Haën estaba embalsamando los restos de Ruyter, conservados a bordo del Eendragt.[3]​ Gabaret y Tourville fueron a espiarlos en una falúa.[3]​ Descubrieron que el enemigo contaba con veintisiete barcos (diecisiete de ellos holandeses), diecinueve galeras y cuatro brulotes. La bahía carecía de fortificaciones. Cuando Vivonne recibió el informe, decidió atacar a la flota enemiga mientras permanecía anclada.[nota 2]

La mañana del 2 de junio, el viento soplaba del noreste, es decir, hacia el interior del puerto.[2]​ Vivonne lo aprovechó para aproximarse y lanzar los brulotes. Estos, empujados por el viento, pusieron en peligro las naves ancladas. Los capitanes, alarmados, cortaron los cables de las anclas, dejando sus barcos a la deriva; estos se deslizaron hacia el fondo del puerto, seguidos de los brulotes.[3]​ Aprovechando el desorden, Vivonne y Duquesne redoblaron el ataque y enviaron nuevos brulotes. En las filas hispano-holandesas cundió el pánico. El fuego pasaba de una nave a otra y algunas de ellas se hundieron o encallaron en el fondo de la bahía.[2]​ El incendio amenazaba con extenderse incluso a la ciudad.[2]

La almiranta española explotó.[3]​ Diego de Ibarra se ahogó; La Cerda pereció. La galera principal española se incendió. Jean Van Haën murió y el contraalmirante Van Middelland se ahogó. Los holandeses, además de estos dos altos oficiales, perdieron a siete tenientes, dos mil quinientos soldados y marineros;[nota 3]​ los españoles sufrieron entre dos mil y dos mil quinientas bajas. Doce buques, cuatro brulotes y seis galeras fueron destruidos y se perdieron setecientos cañones, lo que suponía casi la mitad de la escuadra (si se cuentan solamente los navíos, que eran únicos buques listos para combatir).[nota 4]​ En el bando francés, excepto los brulotes, que habían cumplido su misión, no se perdió ninguna nave y solo hubo doscientas bajas.[3]​ Estas pérdidas eran escasas, pero atestiguan la intensidad del cañoneo de las naves enemigas que pudieron escapar al fuego y lograron defenderse.

Los franceses dueños del Mediterráneo occidental

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Cuando la noticia de la victoria llegó en Versalles, Colbert exclamó, exultante: «Es la acción más gloriosa que haya realizado nunca armada alguna».[1]​ Su alegría se explica por el miedo que había infundido hasta entonces la flota holandesa. En 1672, había hecho falta solicitar la alianza de la flota inglesa para entrar en guerra contra las Provincias Unidas.[5]​ Después de la retirada inglesa en 1674, la flota holandesa había dominado el canal de La Mancha, había atacado Belle-Île-en-Mer y había desafiado a los franceses ante Rochefort.[5]​ La entrada de la escuadra de Ruyter en el Mediterráneo en 1675 había supuesto un reto que la joven flota de Luis XIV, después de su desempeño poco destacado en el mar del norte en 1672-1673 y su escasa actividad en 1674, parecía mal preparada para afrontar. Esta batalla acabó también de arruinar el poderío naval de España, ya muy mermado por sus derrotas en la guerra de los Ochenta Años (1568-1648) y en la guerra franco-española (1635-1659).

La victoria de Palermo, que completó la de Agosta, no fue la última de la Armada francesa. En 1677, la incursión de Estrée contra Tobago logró, tras un primer contratiempo, destruir la escuadra de Jacob Binckes y arruinar numerosas factorías holandesas.[5]​ Estas victorias sembraron la inquietud en Inglaterra, que consideraba la emergencia de Francia como gran potencia naval una amenaza insoportable, habida cuenta del poderío terrestre de los ejércitos de Luis XIV, que por entonces vencían en los combates librados en Flandes.[6][nota 5]​ Las victorias francesas originaron en consecuencia un acercamiento inmediato entre Inglaterra y Holanda y la firma de una liga entre ellas, aunque Londres no entró en guerra ya que la paz general se firmó antes de que pudiese hacerlo, en 1678.[5]​ Esta victoria otorgó a los franceses el dominio del Mediterráneo occidental, que conservaron durante varias décadas. Solo la guerra de sucesión española (1701-1714), la caída de Gibraltar, el sitio de Tolón y la conquista británica de Menorca permitieron que la Royal Navy disputase la hegemonía francesa.

Fuerzas enfrentadas

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Francia:[2][3]Vanguardia (Duquesne)

Cuerpo de batalla (Vivonne)

Retaguardia (Gabaret)

  • Le Lys, 74 cañones, Gabaret l'aîné
  • L'Heureux, 54 cañones, capitán de la Bretesche
  • L'Apollon, 54 cañones, capitán de Forbin el mayor
  • Le Trident, 38 cañones, capitán de Bellefontaine
  • Le Sans-Pareil, 70 cañones, capitán de Châteauneuf
  • Le Magnifique, 72 cañones capitán de la Gravière
  • Le Vermandois, 50 cañones, capitán de la Porte
  • Le Prudent, 54 cañones, capitán de la Fayette
  • Le Fidèle, 56 cañones, capitán de Cogolin
  • Tres brulotes
    • L'Impudent, capitán Chaboisseau
    • L'Inquiet, capitán Fourteau
    • La Notre-Dame de Bon-Voyage, capitán Toucas
  • 25 galeras

Provincias Unidas:[2][3]

  • Vrijheid 50 cañones, (Adam van Brederode). Hundido.
  • Stad en Lande 54 (Joris Andringa)
  • Spiegel 70 (Gillis Schey)
  • Provincie van Utrecht 60 (Jan de Jong)
  • Steenbergen 68 (Pieter van Middelandt). Hundido.
  • Kraanvogel 46 (Jacob Willemszoon Broeder)
  • Zuiderhuis 46 (Pieter de Sitter)
  • Gouda 76 (Lieutnant-Admiraal Jan den Haen, muerto)
  • Leeuwen 50 (Frans Willem, Graaf van Stierum)
  • Damiaten 34 (Isaac van Uitterwijk)
  • Edam 34 (Cornelis van der Zaan)
  • Groenwijf 36 (Juriaan Baak)
  • Eendracht 76 (vicealmirante Gerard Callenburgh)
  • Oosterwijk 60 (Jacob Teding van Berkhout)
  • Harderwijk 46 (Mattheus Megang)
  • Leiden 36 (Jan van Abkoude). Hundido.
  • Wakende Boei 46 (Cornelis Tijloos)

España

  • Nuestra Señora del Pilar (capitana real) 64/74, almirante don Diego de Ibarra (muerto). Explotó[nota 6]
  • Santiago (Nueva Real) 80
  • San Antonio de Nápoles 44/46. Incendiado.[nota 7]
  • San Felipe 40/44. Incendiado.
  • San Carlo, 40
  • Salvator delle Fiandre, 42
  • San Salvador (almiranta de Flandes), 48. Incendiado.[nota 8]
  • San Joaquín/San Juan 80
  • San Gabriel 40
  • Santa Ana 54/60. Incendiado, pero rescatado.
  • Nuestra Señora del Rosario 50
  • San José (Almirante Juan de Villaroel, muerto). Incendiado.
  • San Salvador. Incendiado.

(* probables)

  • Nuestra Señora de Guadalupe
  • Nuestra Señora del Rosario y Las Animas
  • 4 brulotes
  • 19 galeras

Notas

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  1. Las anteriores fueron las batallas de Solebay, las dos de Schooneveld, la de Texel, la de Mesina, la de Stromboli, la de Alicudi, y la de Agosta
  2. El número exacto de las fuerzas enfrentadas es difícil de saber. Las cifras que se indican para la flota francesas provienen de Guy Le Moing (2011) p. 255.[2]​ Difieren algo de las de Michel Vergé-Franceschi que afirma que la componían «veintiocho o veintinueve navíos, ocho brulotes y veinticinco galeras».[3]​ Los dos autores, sin embargo, sí coinciden sobre los efectivos de la escuadra hispano-holandesa, aunque su relación no coincide con la enumerada en el anexo.
  3. Dos mil quinientos según Duquesne, cuatro mil según Villette-Mursay.[3]
  4. El resultado de la batalla proviene de Le Moing (2011) p. 255[2]​ y otros relatos de la época[4]
  5. En las batallas de Valenciennes, de Cambrai, de Saint-Omer, de Cassel y de Ypres
  6. Con entre mil y mil quinientos hombres de tripulación
  7. 500 hombres
  8. 350 hombres

Referencias

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Bibliografía

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  • Dupont, Maurice (1995). Les guerres navales Françaises du Moyen Âge à la guerre du Golfe. SPM. p. 92-94. ISBN 2-901952-21-6. 
  • Acerra, Martine; Meyer, Jean (1994). Histoire de la marine française : des origines à nos jours. Ouest-France. ISBN 2737311292. 
  • Vergé-Franceschi, Michel (2002). Dictionnaire d'Histoire maritime. éditions Robert Laffont. 
  • Bély, Lucien (2015). Dictionnaire louis XIV. éditions Robert Laffont. 
  • Le Moing, Guy (2011). Les 600 plus grandes batailles navales de l'Histoire. Rennes: Marines Éditions. ISBN 9782357430778. 
  • Villiers, Patrick; Duteil, Jean-Pierre (1997). L'Europe, la mer et les colonies XVII-XVIII siècle. Hachette supérieur. 
  • Lynn, John A. (2014). Les Guerres de Louis XIV. éditions Perrin. 
  • Troude, Onésime (1867-1868). Batailles navales de la France (en francés). París: Challamel aîné. 
  • La Roncière, Charles (1920). Histoire de la Marine française (en francés). París: Plon. 

Enlaces externos

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