Concordia de Salamanca
La Concordia de Salamanca[nota 1] es el acuerdo histórico firmado el 24 de noviembre de 1505 en dicha ciudad española[2][3][4] por Fernando II de Aragón y Filiberto, señor de Veyré, plenipotenciario de Felipe de Habsburgo y Juana de Castilla.[1]
Contexto
[editar]Testamento de Isabel la Católica
[editar]Tiempo antes de la muerte de Isabel I, los embajadores conocían la intención de Felipe de Habsburgo de lograr de su esposa Juana la transmisión completa de poderes y facultades a la muerte de la Reina Católica.[5] Por ello, y tras barajar distintas posibilidades, Isabel estableció en su testamento el 12 de octubre de 1504 que Juana sería «reina verdadera y señora natural» de Castilla, reconociéndole a Felipe únicamente los honores y dignidades como consorte, además de acordar que todos los oficios laicos y eclesiásticos serían desempeñados por españoles y no por extranjeros y que los territorios americanos se reservaban como monopolio a los reinos de Castilla y León, evitando así un posible acaparamiento por los Habsburgo.[6]
El 23 de noviembre, la reina castellana firmó un codicilio que establecía que cuando Juana no estuviese en los reinos o «estando en ellos no quiera o no pueda atender en la gobernación»,[nota 2] de esta se haría cargo Fernando.[7]
El 26 del mismo mes, la reina moría.[8] Comenzó así la llamada primera regencia de Fernando sobre Castilla en nombre de su hija Juana, asumiendo el rey aragonés los títulos de rey administrador y gobernador de los reinos.[9]
La Concordia
[editar]Un año después de la muerte de Isabel, el 24 de noviembre de 1505, se firmó la Concordia en Salamanca.[3][4] El mes anterior había sido uno de los más duros en las relaciones entre Fernando y Felipe.[2] Entre lo explicitado, destaca el acuerdo por el que Fernando, Felipe y Juana gobernarían Castilla —al llegar al territorio peninsular, Juana y Felipe serían proclamados reyes propietarios y Fernando, gobernador perpetuo—.[3][4] Era la primera vez que se reconocía a Felipe como propietario de Castilla junto con su esposa.[2] Asimismo, se repartirían las rentas reales por mitad entre Fernando y el matrimonio y las de los maestrazgos de las órdenes militares enteramente para el Católico.[3] Además, se acordó la provisión alternativa de las vacantes en los cargos, incluidas las de los maestrazgos.[3]
Debido a los trastornos mentales que se apreciaban en Juana,[nota 3] se añadió una cláusula por la que el gobierno recaería en Felipe y, en ausencia de este, en Fernando.[11]
De Salamanca a Villafáfila
[editar]Aparentemente, el acuerdo sentaba las bases de una nueva gobernabilidad, aunque el final de las tiranteces era solamente teórico.[2] Felipe el Hermoso no se conformó con lo plasmado en el acuerdo y se apresuró a embarcarse junto a su esposa desde Flandes en pleno invierno, el 10 de enero de 1506,[11] pero las inclemencias hicieron que tuvieran que permanecer en Inglaterra hasta finales de abril.[3]
Cuando los nuevos reyes desembarcaron en La Coruña el 26 de abril,[11] donde fueron recibidos por la mayoría de nobles castellanos, algunos partidarios del Rey Católico trataron de convencer a este de que no permitiera la entrada de Felipe en los reinos.[12] Al mismo tiempo, se puso de manifiesto que Felipe no tenía intención de respetar lo establecido en Salamanca, ya que estaba disconforme con la distribución de las rentas de los maestrazgos y de que Fernando siguiera utilizando el título de rey.[12]
El primer encuentro entre Fernando y Felipe en la Corona de Castilla y León se dio en la localidad sanabresa de Remesal el 20 de junio, donde Fernando el Católico prometió renunciar al trono castellano y leonés.[11] Finalmente, esta posición fue ratificada días más tarde en las capitulaciones de Benavente y Villafáfila de los días 27 y 28.[2][11]
Notas
[editar]- ↑ Otras fuentes hablan de Tratado de Salamanca.[1]
- ↑ El primer caso —«Estando en ellos no quiera»— contemplaba la posible usurpación de funciones por parte de Felipe; el segundo —«O no pueda atender a la gobernación»— se refería a la posible incapacitación formal.[7]
- ↑ Durante su estancia en Flandes había protagonizado peleas en público con las amantes de su marido, mostrando desvaríos frecuentes pero no continuos.[10]
Referencias
[editar]- ↑ a b Cauchies, 2006, p. 82.
- ↑ a b c d e Alonso García, 2004, p. 322.
- ↑ a b c d e f Rodríguez Rodríguez, 1999, p. 111.
- ↑ a b c Barrio Moya, 1994, pp. 11-12.
- ↑ Suárez Fernández, 1992, pp. 82-83.
- ↑ Suárez Fernández, 1992, p. 83.
- ↑ a b Suárez Fernández, 1992, p. 84.
- ↑ Suárez Fernández, 1992, p. 89.
- ↑ García Sánchez, 2014.
- ↑ Suárez Fernández, 1992, p. 82.
- ↑ a b c d e Barrio Moya, 1994, p. 12.
- ↑ a b Rodríguez Rodríguez, 1999, p. 112.
Bibliografía
[editar]- Alonso García, David (2004). Fisco, poder y monarquía en los albores de la modernidad: Castilla, 1504-1525. Universidad Complutense de Madrid. ISBN 978-84-669-2995-0.
- Barrio Moya, José Luis (1994). «Algunas noticias sobre don Carlos Boniers, Barón de Auchy, militar flamenco al servicio de Felipe IV». Militaria. Revista de cultura militar (6).
- Cauchies, Jean-Marie et al. (2006). «Un príncipe para los Países Bajos, para España, para Europa». Felipe I el Hermoso: la belleza y la locura. Zalama, Miguel Ángel; Vandenbroeck, Paul (coord.). CEEH. pp. 71 y ss. ISBN 8493464333.
- García Sánchez, Antonio José (2014). «Reinar sobre el papel: sellos de placa de Juana I de Castilla durante la primera regencia de Fernando el Católico». Artículo 6. Revista de Humanidades (22). ISSN 2340-8995.
- Rodríguez Rodríguez, Elías (1999). «La Concordia de Villafáfila. 27 de junio de 1506». Studia Zamorensia (5): 109-154.
- Suárez Fernández, Luis (1992). «Análisis del Testamento de Isabel la Católica». Cuadernos de Historia Moderna (13): 81-89.