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Rafael Altamira

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Rafael Altamira

Retrato de Rafael Altamira publicado en Mundo Gráfico, 1915.
Información personal
Nacimiento 10 de febrero de 1866
Alicante (España)
Fallecimiento 1 de junio de 1951
Ciudad de México (México)
Sepultura Panteón Español[1]
Nacionalidad Española
Educación
Educado en
Supervisor doctoral Gumersindo de Azcárate Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Historiador, crítico literario, pedagogo, jurista, escritor
Cargos ocupados
Empleador
Alumnos José María Ots Capdequí y Juan Manzano y Manzano Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables Historia de España y de la civilización española
Miembro de
Firma

Rafael Altamira y Crevea (Alicante, 10 de febrero de 1866[nota 1]​-Ciudad de México, 1 de junio de 1951, donde regresa a El Campello (Alicante), Municipio vinculado a su infancia y juventud, 73 años después de su fallecimiento. El 12 de diciembre de 2024 ) fue un humanista, historiador, americanista, pedagogo, jurista, crítico literario y escritor español. Estrechamente vinculado a los proyectos de la Institución Libre de Enseñanza, alumno y amigo de Francisco Giner de los Ríos, fue secretario del Museo Pedagógico Nacional. Doctor honoris causa en ocho universidades de América y Europa, y miembro de nueve instituciones académicas, se exilió en México en 1944.

Biografía

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Formación y carrera académica

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Hijo de José Altamira Moreno y Rafaela Crevea Cortés, nació el 10 de febrero de 1866 en Alicante, ciudad en la que cursa el bachillerato siendo compañero y amigo de los gemelos Ricardo y Heliodoro Guillén Pedemonti. En julio de 1882 se trasladó a la Universidad de Valencia donde estudió Derecho, siendo compañero de Vicente Blasco Ibáñez, con quien establecería una gran amistad. En esa capital levantina tomó contacto con Joaquín Sorolla, Azorín, Teodoro Llorente y el catedrático institucionista Eduardo Soler, que le puso en contacto con los krausistas Francisco Giner de los Ríos, Manuel Bartolomé Cossío y Joaquín Costa, entre otros. En esa época juvenil, da rienda suelta a sus aficiones literarias de corte naturalista y escribe Cuentos de Levante y su novela Reposo.

Retratado por Sorolla en 1886

En 1886 viaja a Madrid para realizar su doctorado, que culmina con su tesis Historia de la Propiedad Comunal, dirigida por Gumersindo de Azcárate. En 1888 Nicolás Salmerón le ofrece la posibilidad de formar parte de la redacción de La Justicia, periódico del Partido Republicano Centralista que posteriormente pasará a dirigir. Firma sus artículos como «Ángel Guerra». En esos años, la Institución Libre de Enseñanza marcará para siempre sus ideas, sus preocupaciones educativas y su actitud ética. En Madrid trabaja como secretario en el Museo de Instrucción Primaria (más adelante Museo Pedagógico Nacional) y asume además la dirección del Boletín de la Institución Libre de Enseñanza. Al tiempo, trabaja como abogado en el bufete de Nicolás Salmerón. En 1891 publica La enseñanza de la historia. En marzo de 1895 crea y codirige con Luis Ruiz Contreras la Revista Crítica de Historia y Literatura Españolas. A partir de diciembre de ese mismo año, bajo el nombre de Revista Crítica de Historia, Literatura Españolas, Portuguesas y Americanas, la responsabilidad de la dirección recae únicamente en Rafael Altamira, que la mantendrá hasta 1898.

En 1897 gana la cátedra de Historia del Derecho en la Universidad de Oviedo, integrándose en un claustro en el que figuraban, además de Leopoldo Alas «Clarín», conocidos discípulos de Francisco Giner de los RíosAdolfo Álvarez Buylla, Adolfo González Posada, Aniceto Sela Sampil, hombres empeñados en llevar a cabo la necesaria renovación de la enseñanza universitaria y de la sociedad española. En 1898 creó, junto con otros catedráticos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo, la Extensión Universitaria como área definida de la universidad con el propósito de difundir los conocimientos generados en esta institución a través de conferencias, cursos y otras actividades a aquellas clases sociales que no podían acceder a ellos, siguiendo el ejemplo de varias universidades inglesas que ya se había extendido a otros países europeos como Alemania y Bélgica. Tras el desastre del 98, imbuido por el espíritu regeneracionista, contribuye a disipar el pesimismo español con su Psicología del pueblo español y especialmente con su más importante obra, la Historia de España y de la civilización española.

En 1897 obtiene la Cátedra de Historia General del Derecho español, en la Universidad de Oviedo, ciudad en la que se casa con Pilar Redondo en 1899.

Viaje por Hispanoamérica

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Con motivo del III Centenario de la Universidad de Oviedo, el claustro de profesores decide hacer efectiva su presencia en la vida cultural americana a través de un viaje de buena voluntad que restituyese los lazos entre España y el continente americano, rotos tras la pérdida de las últimas colonias en 1898, y del que Rafael Altamira resulta elegido por unanimidad. Aquel viaje estaba programado para unos meses pero se prolongó casi un año. Ahí comenzaron a destacar las dotes de Rafael Altamira para situar la diplomacia al servicio de un empeño pacificador. El viaje se desarrolla entre junio de 1909 y marzo de 1910. Durante esos nueve meses visita Argentina, Uruguay, Chile, Perú, México, Estados Unidos y Cuba, impartiendo con gran éxito unas 300 conferencias en universidades y centros culturales de estas repúblicas, trabajando con editores, políticos, docentes y alumnos de todas las universidades visitadas y formulando acuerdos de intercambio para la creación de asociaciones, nuevas publicaciones y futuros congresos. Todo su periplo será recogido en el libro de documentos Mi viaje a América. Es nombrado doctor honoris causa, en 1909, por la Universidad de la Plata, por la Universidad de Santiago de Chile y por la Universidad de Lima; y en 1911, por la Universidad Nacional de México.

Regreso a España

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Altamira y Francisco Giner de los Ríos subiendo de Cercedilla a El Ventorrillo (sierra de Guadarrama, 1914)

A su vuelta, Rafael Altamira fue nombrado inspector general de Enseñanza[2]​ y poco después director general de Enseñanza Primaria, organismo creado el 1 de enero de 1911 sin vinculación política alguna. Desde este cargo, Rafael Altamira mejoró la situación económica y profesional de los maestros, renovó la Inspección Técnica, a la que dotó de un Cuerpo Femenino inexistente hasta ese momento, propugnó la Escuela Graduada, reformó los estudios de Magisterio y se preocupó especialmente de las instalaciones materiales de las escuelas y de su dotación bibliográfica. Igualmente, intentó introducir métodos de enseñanza novedosos como la Escuela-Jardín y la Escuela al aire libre. En 1913 presenta su renuncia al cargo debido a presiones políticas.

El duque de Alba, Rafael Altamira y Manuel Azaña en la catedral de Reims (1916)

En 1914 fue nombrado profesor del Instituto Diplomático y Consular (antecedente de la actual Escuela Diplomática). Ese mismo año, obtuvo por concurso la cátedra de Historia de las Instituciones Políticas y Civiles de América en la Universidad Central de Madrid, creada como materia exclusiva de doctorado en las Facultades de Derecho y Filosofía y Letras, con especial atención a los temas americanistas. Altamira la ejerció hasta su jubilación en 1936 y la dotó de una buena biblioteca nutrida en gran parte por sus propias donaciones bibliográficas. Declarado aliadófilo, en la Primera Guerra Mundial publica La guerra actual y la opinión española.[3]​ En 1916 es nombrado senador por la Universidad de Valencia en la lista del partido Liberal dirigido por el conde de Romanones. Ese año, viaja a París con la Misión Española de Intelectuales solidarios con Francia compuesta por el duque de Alba, Ramón Menéndez Pidal, Miguel Blay, Odón de Buen, Américo Castro y Manuel Azaña, entre otros.

Jurista internacional

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Caricaturizado por Bagaría en El Sol (1928)

En 1919 es nombrado árbitro en el Tribunal de Litigios Mineros de París para solucionar las disputas entre Francia y España sobre las minas de Marruecos.[4]​ En 1920, es elegido miembro de la Comisión de Juristas encargada por el Consejo de la Sociedad de las Naciones de redactar el anteproyecto del Tribunal Permanente de Justicia Internacional. En 1921 es nombrado uno de los diez jueces titulares del mismo, Comité de los Diez, cargo para el que posteriormente será reelegido durante otros dos mandatos consecutivos y que ocupa desde 1921 hasta 1940, año en el que el Tribunal se ve obligado a suspender sus funciones.

Pese a su intensa actividad internacional durante estos años, no abandona su cátedra de Madrid, imparte sus clases y continúa sus publicaciones, especialmente sobre Derecho Internacional y pacifismo. En 1922 se le nombra académico de la Real Academia de la Historia. En 1923 es nombrado catedrático del Colegio de Francia en París. En 1924 es nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Burdeos y en 1928 por la Universidad de París. En 1929, imparte en la Universidad de La Sorbona varias clases sobre Historia del Pensamiento Español.

En 1929 empezó a preparar la edición de sus Obras completas en las que se incluían, además de las ya citadas, su Historia de la civilización española, el Epítome de historia de España, Cuestiones modernas de historia, De historia y arte, Cuestiones obreras, Giner educador, Ideario político, etc. La guerra y el exilio le impidieron realizar el proyecto. En 1930 es nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Cambridge. En 1931 es elegido decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid. Fue propuesto para el Premio Nobel de la Paz en 1933 a raíz de sus esfuerzos por evitar el belicismo. La propuesta fue firmada por gran cantidad de intelectuales españoles y europeos. En 1935 es nombrado presidente de la Casa de Valencia en Madrid. En 1937 la Universidad de Columbia (Nueva York) lo nombra doctor honoris causa.

Exilio en México

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Al estallar la guerra civil española en 1936, es sorprendido de vacaciones en Riaza. Cuando intentaba huir del país fue detenido —pese a poseer inmunidad diplomática— en Vitoria por requetés que pretendían fusilarlo. Tras ser enviado a Burgos y entrevistarse con el general Cabanellas, el 29 de agosto se le permitió abandonar España.[5]​ Rafael Altamira parte para Holanda, donde continúa con su trabajo de juez permanente del Tribunal de La Haya. Sin embargo, la invasión alemana de los Países Bajos en 1940 le obliga a refugiarse en la ciudad francesa de Bayona. Allí permanecerá hasta 1944, año en el que tiene que salir de nuevo incomodado por la ocupación militar alemana. Tras una breve estancia en Portugal, donde colabora con la Universidad de Coímbra y escribe «Cartas de Hombres», es invitado por la Fundación Carnegie a dar un curso en la Universidad de Columbia, Nueva York. Un accidente con rotura de la cadera durante el viaje, le fuerza a cambiar de destino y se instala definitivamente en México DF, donde estaban exiliadas sus dos hijas, Pilar y Nela. A pesar de su avanzada edad, dicta cursos en El Colegio de México y en la Universidad Nacional de México y participa en actividades del exilio republicano.

Como profesor, impartió en El Colegio de México la cátedra-seminario «Preparación para las investigaciones históricas» (1946), en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional impartió el curso sobre «Historia de la civilización española» (1945) además de colaborar con artículos publicados en: Revista de Historia de América, Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, Cuadernos Americanos y en Mediterrani.[6]​ En México completa trabajos ya iniciados años antes, como el Diccionario castellano de palabras jurídicas y técnicas tomadas de la legislación indiana y su estado y su Análisis de la recopilación de las Leyes de Indias de 1680. En la capital mexicana, el Instituto Panamericano de Geografía e Historia le otorga en 1947 su primer «Premio de Historia de América». En 1951, es propuesto nuevamente para el Premio Nobel de la Paz, honor que no obtuvo al fallecer el 1 de junio de ese mismo año en la Ciudad de México. Está enterrado en el Panteón Español de México.

Rafael Altamira: Repatriación de sus restos mortales a El Campello[7]

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El 11 de diciembre de 2024 se realizó la repatriación de los restos de Rafael Altamira Crevea, destacado jurista, humanista y pedagogo alicantino, y de su esposa Pilar Redondo Tejerina, desde el Panteón Español de la Ciudad de México al cementerio municipal de El Campello. Este traslado responde al deseo expreso del propio Altamira de reposar en su tierra natal. El acto, íntimo pero emotivo, contó con la participación de sus bisnietos, así como del alcalde de El Campello, Juanjo Berenguer, y otras autoridades locales.

El proceso de repatriación, coordinado por el Ayuntamiento de El Campello con la colaboración de la Diputación de Alicante y la Generalitat Valenciana, fue complejo y contó con el trabajo del técnico municipal, quien destacó la labor administrativa y logística requerida para traer los restos desde México. Este esfuerzo reflejó el reconocimiento institucional y social hacia la figura de Altamira como una de las personalidades más influyentes de la historia alicantina.

En el cementerio de El Campello, los féretros fueron depositados en el nicho familiar, donde ya descansan otros miembros de la familia Altamira. Además, el Ayuntamiento ha anunciado la construcción de un monumento funerario para conmemorar la vida y obra de este referente cultural, político y jurídico.

Rafael Altamira, nacido en Alicante en 1866, fue un defensor del derecho internacional y la paz, llegando a ser juez del Tribunal Permanente de Justicia Internacional. Su legado, tanto en el ámbito educativo como en el humanismo, sigue siendo una referencia global, por lo que este traslado representa un acto de justicia histórica y un homenaje a su contribución al progreso social y jurídico. [1]

Labor

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Retrato de Rafael Altamira por Joaquín Sorolla para Hispanic Society of America (1913), con traje académico (muceta de doctor en Derecho que porta la gran cruz de la Orden de Alfonso XII).

Fue uno de los primeros historiadores que impulsaron la historiografía en España, partiendo de su relación con la cultura y la historia de las ideas. Aunque impulsó y apoyó siempre a la Institución Libre de Enseñanza y las ideas del institucionismo, en la que trabajó como docente, mantuvo siempre independencia de criterio respecto al krausismo, en una orientación ideológica liberal-progresista. Promovió la educación popular y propugnó una pedagogía con fuerte sentido moral. En 1898 creó, junto con otros catedráticos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo, la Extensión Universitaria como área definida de la universidad con el propósito de difundir los conocimientos generados en esta institución a través de conferencias, cursos, y otras actividades a aquellas clases sociales que no podían acceder a ellos, siguiendo el ejemplo de varias universidades inglesas que ya se había extendido a otros países europeos como Alemania y Bélgica. En esa línea, y como secretario del Museo Pedagógico Nacional, se le adjudicó la responsabilidad de materializar el proyecto de una red de bibliotecas circulantes, recuperando del olvido las bibliotecas populares creadas por Manuel Ruiz Zorrilla en 1869.[8][9]​ Además de coordinar y administrar todas esas instituciones no dejó de impartir cursos y conferencias en numerosas universidades españolas y extranjeras (Argentina, Perú, Estados Unidos, Francia e Inglaterra, entre otras).

Su obra se inscribe igualmente dentro del regeneracionismo como continuadora de la de Joaquín Costa y bajo una gran influencia del evolucionismo y un gran interés por la ciencia experimental. Cultivó asiduamente el periodismo y la crítica literaria y dejó escritos más de setenta libros, entre ellos libros de narraciones, como sus Cuentos de amor y tristeza o su novela Reposo, hay que destacar su célebre Historia de España y de la civilización española, así como la Psicología del pueblo español y la Historia del Derecho español.

Reconocimientos

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Condecoraciones

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Adopciones

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Doctor honoris causa

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Cargos académicos

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Homenajes

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El 9 de marzo de 2013, fecha aniversario de su nombramiento como decano de dicha facultad en 1931, en el Decanato de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid se constituyó el «Día Altamira», de celebración anual, así como un Premio de Investigación Rafael Altamira.

Obras

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Principales obras de Rafael Altamira[14]
  • 1890 --- Historia de la propiedad comunal, (Tesis dirigida por Gumersindo de Azcárate), Ed. Fácsimil, BiblioBazaar, LLC, 2008. ISBN 978-0-554-98841-2, 381 págs. Vista previa en Google books
  • --- La formación del jurista, en Las conferencias de Rafael Altamira en la Escuela Nacional de Jurisprudencia UNAM, ISBN 978-970-32-5088-2 Vista previa en Google books
  • 1891 --- La enseñanza de la Historia, Ediciones Akal, Madrid 1997. ISBN 84-460-0835-1, 357 págs.
  • 1895 --- Cuentos de Levante y otros cuentos, THULE EDICIONES, 2003. 187 págs.
  • 1900 --- Historia de la civilización española, Instituto de Estudios "Juan Gil-Albert", 1988, 326 p. (Ediciones en 1900-1903?, 1925, 1928, 1930 y 1932)
  • 1902 --- Psicología del pueblo español, Ed. Biblioteca Nueva. Madrid 1997. ISBN 84-7030-478-X, 238 págs.
  • 1903 --- Historia del derecho español, Kessinger Publishing, United States, 2010.
  • 1900-1911 --- Historia de España y de la civilización española, Editorial Crítica, Barcelona 2001.ISBN 978-84-8432-257-3 750 págs. Facsímil digital del Tomo I (1900) de IV en Biblioteca Virtual de Patrimonio Bibliográfico.
  • 1910 --- Resumen Histórico de la Independencia de la América Española, Menéndez & Galli - Editores, Athenas Librería, Buenos Aires, 1910.
  • 1911 --- Mi viaje a América, Universidad de Oviedo. Servicio de Publicaciones. Oviedo, 2008. ISBN 978-84-8317-674-0.
  • 1913 --- Cuestiones obreras, Prometeo. Valencia 1914.
  • 1915 --- Giner de los Ríos, educador, Prometeo. Valencia 1915.
  • 1921 --- Arte y realidad, Cervantes, Barcelona, 1921. 248 págs.
  • 1921 --- La política de España en América, EDETA. Valencia, 1921. 230 págs.
  • 1921 --- Ideario político, Prometeo. Valencia, 1921. 227 págs.
  • 1923 --- Ideario pedagógico, Madrid, edit. Reus, 1923. 375 págs.
  • 1924 --- La huella de España en América, Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca 2007. ISBN 978-84-7481-338-8, 222 págs.
  • 1925 --- Cuentos de mi tierra, Madrid, 1925. 285 págs.
  • 1929 --- Últimos escritos americanistas, Fernando Fé, Madrid, 1929. 307 págs.
  • 1948 --- Manual de investigación de la historia del derecho indiano, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, México, 1948. 154 páginas.
  • 1948 --- Proceso Histórico de la Historiografía Humana, Colegio de México, 2011. ISBN 9786074622980.
  • 1949 --- Tierras y hombres de Asturias, Ediciones Universidad de Oviedo, Oviedo 2005. ISBN 9788483174685, 565 págs.
  • 1951 --- Diccionario castellano de palabras jurídicas y técnicas tomadas de la legislación indiana, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, México, 1951. 349 págs.
  • 2012 --- Cuestiones obreras 2ª edición. Universitat de València.185 págs. ISBN 978-84-370-9052-8
  • 2014 --- Lecturas americanas. Coedición Fundación Lázaro Galdeano y Analecta Editorial.780 págs. ISBN 978-84-92489-67-1
  • 2014 --- La guerra actual y la opinión pública española, 2ª edición. Analecta Editorial. 89 págs. ISBN 978-84-9017-001-4

Obras sobre Rafael Altamira

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Notas

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  1. Luis Miguel de la Cruz Herranz de la Real Academia de la Historia, data su fecha de nacimiento el 18 de febrero del mismo año.

Referencias

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  1. Rafa, Burgos (5 de marzo de 2023). «La vuelta a casa de Rafael Altamira, el único jurista español en el Tribunal de la Haya». El País. Archivado desde el original el 5 de marzo de 2023. Consultado el 22 de mayo de 2024. 
  2. Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. «Real decreto nombrando Inspector general de enseñanza, en comisión, á D. Rafael Altamira y Crevea, Catedrático de la Universidad de Oviedo». En: Gaceta de Madrid, 15 de octubre de 1910, n. 288, p. 151.
  3. «Biografía de Rafael Altamira - Rafael Altamira». Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Consultado el 1 de noviembre de 2022. 
  4. Luis Miguel de la Cruz Herranz. «Rafael Altamira y Crevea | Real Academia de la Historia». dbe.rah.es. Consultado el 19 de octubre de 2024. 
  5. Peiró Martín, Ignacio (2013). Historiadores en España: historia de la historia y memoria de la profesión. Prensas de la Universidad de Zaragoza. p. 85. ISBN 978-84-15770-44-2. Consultado el 11 de noviembre de 2021 en Google Libros. 
  6. Soler, Martí (2015). La casa del éxodo : los exiliados y su obra en La Casa de España y El Colegio de México (Segunda corregida y aumentada edición). El Colegio de México. p. 121. ISBN 978-607-628-059-1. OCLC 1107990774. Consultado el 20 de mayo de 2020. 
  7. INFORMACIÓN (11 de diciembre de 2024). «Los restos de Rafael Altamira ya descansan en El Campello». Información. Consultado el 16 de diciembre de 2024. 
  8. Viñao Frago , A. (1989). «A la cultura por la lectura. Las bibliotecas populares (1869-1885)». Clases Populares, Cultura, Educación. Siglos XIX y XX, Madrid, Casa de Velázquez-UNED (Madrid): 301-336. 
  9. Mato Díaz, Ángel (2010). «La tradición lectora en España: Las bibliotecas populares en Asturias». mecd.gob.es /CEE Participación Educativa (extraordinario). pp. 49-66. Archivado desde el original el 29 de marzo de 2017. Consultado el 25 de mayo de 2016. 
  10. MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Y BELLAS ARTES. «Reales decretos concediendo la Gran Cruz de la Orden civil de Alfonso XII á D. Julio Borell y Cuéllar y á D. Rafael Altamira y Crevea». En: Gaceta de Madrid, 30 de abril de 1910, n. 120, p. 213.
  11. PRESIDENCIA DEL DIRECTORIO MILITAR. «Real decreto concediendo la Gran Cruz de la Orden del Mérito Naval, distintivo blanco a D. Rafael Altamira y Crevea». En: Gaceta de Madrid, 4 de noviembre de 1923, n. 308, p. 527.
  12. CAMPELLO QUEREDA, Alfredo. «Rafael Altamira, el Hijo Adoptivo olvidado de Sant Joan». En: Boletín Lloixa, n. 103. San Juan de Alicante: Asociación Cultral Lloixa, 2007.
  13. MARTÍNEZ VERDÚ, Domingo; ALTAMIRA GARCÍA-TAPIA, Pilar; RAMOS ALTAMIRA, Javier. Rafael Altamira hijo adoptivo de San Vicente del Raspeig. San Vicente del Raspeig: Editorial Club Universitario, 2001. ISBN 84-8454-108-8.
  14. «En Cervantes Virtual pueden consultarse numerosas obras de Rafael Altamira». Archivado desde el original el 9 de febrero de 2010. Consultado el 5 de marzo de 2009. 

Enlaces externos

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Predecesor:
Aureliano de Beruete y Moret
Real Academia de la Historia. Medalla 4

1922-1951
Sucesor:
A Julio Guillén Tato